viernes, 24 de abril de 2009

Juan Muñoz en el MNCAS


Juan Muñoz: Figura colgada (2001)

lunes, 20 de abril de 2009

crítica de arte: Francesca Woodman

CRÍTICA DE ARTE
Un mal montaje de Francesca Woodman
19.04.09 -
PEDRO ALBERTO CRUZ

Es conveniente, antes de introducirse en la obra expuesta, insistir en un aspecto que algunas veces parece olvidarse o se obvia para permitir un desarrollo más lineal, o menos comprometido, de la obra al margen del autor: cada una termina pasando la factura autobiográfica sin que necesariamente se introduzcan en ella trozos de la trayectoria vital. No hacen falta, no son necesarios porque cualquier porción de pensamiento o no pensamiento es reflejo o exponente de la biografía personal, y en ellos se encuentra impresa la realidad íntima, lo auténticamente propio que no puede esconderse por muy avezado que se esté en las prácticas herméticas o del camuflaje.
Por lo tanto, y entramos de lleno en la exposición de Francesca Woodman, cuando nos encontramos frente a esa serie de fotografías, concebidas, realizadas y ofrecidas desde una clara posición ideológica -no concluida por las circunstancias de su suicidio-, en realidad lo que vemos es un relato centrado en ella misma, en la parte más profunda, en la que no anida ni cabe la anécdota, lo que obtenemos tras la lectura son párrafos que hilvanan una autobiografía abierta. Y este desarrollo vital, los datos técnicos apenas sin importan ante la excepcionalidad del producto, de la imagen que recoge toda la problemática de una niña/adolescente que, cuando llega a ser mujer, sigue expresando los mismos sentimientos, la misma sensación claustrofóbica de la que no puede desprenderse aunque muestre su cuerpo desnudo, liberado de las ataduras sociales y, sin embargo, sometido a las torturas de su condición.
El protagonismo personal, de ahí la insistencia en el autorretrato, hace que cada vez que se pone delante de la máquina la parte mecánica quede reducida a mero instrumento necesario para plasmar lo que desea, y que lo que importe sea la porción de idea plasmada, el diálogo establecido con su pensamiento. Y lo consigue hasta alcanzar cotas difíciles e insuperables. Pero, y al margen de la obra, no todo brilla en esta exposición. El montaje no es el adecuado para contribuir a la tensión inherente a la obra, y no contribuye a clarificar la enorme complejidad de la propuesta. Es curioso comprobar como, a costa de la Administración, se engordan currículos que después se exhiben fuera por si hay suerte. Amén.